Manual técnico de selvicultura del
EUCALIPTO
Índice
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APROVECHAMIENTO O COSECHA


7.1. Edad de corta y turno del eucalipto

La edad a la que se corta la plantación es, en último término, la decisión que influye decisivamente en el beneficio obtenido por el propietario. Y se trata de una decisión que puede plantearse desde diversos puntos de vista.

Edad de corta de máxima producción

Si nuestro objetivo es producir la máxima cantidad de madera a largo plazo, esto es, a lo largo de varios ciclos de corta y rebrote ¿qué edad de corta es la más conveniente?

Para decidirlo, es necesario fijarse en cómo crece la cantidad de madera en una plantación a lo largo de los años. El crecimiento se puede representar gráficamente como una línea ascendente a lo largo de los años, de modo similar a la figura adjunta. Esto es un ejemplo, pues las cifras pueden variar según la calidad productiva del terreno y las condiciones del cultivo.

Curva de crecimiento de una plantación de eucalipto
En esta figura se representa el volumen de crecimiento en función de la edad desde el momento de la plantación. Se distinguen las tres fases de crecimiento: inicial o de establecimiento, fase de crecimiento máximo, y finalmente una fase de crecimiento moderado.

En la figura referida, podemos apreciar cómo en el crecimiento de una plantación se distinguen tres períodos:

  • En los primeros años que siguen a la plantación el crecimiento es moderado.
  • A continuación se produce una época de fuerte crecimiento, de modo que la cantidad de madera por hectárea aumenta fuertemente cada año respecto al anterior.
  • Finalmente, a partir de una cierta edad, el crecimiento decae. Los eucaliptos siguen creciendo, pero a una menor velocidad.

Si se piensa, siguiendo este ejemplo, en obtener la máxima cantidad de madera al cabo de un periodo largo (por ejemplo, 30 años) y suponiendo que los sucesivos rebrotes produjeran exactamente lo mismo que la plantación inicial, preveamos lo que ocurriría cortando a distintas edades durante esos treinta años. En la siguiente tabla puede verse reflejada esta hipótesis, mediante números sencillos de interpretar.

En el primer y el último caso, el propietario habría perdido producción, en uno por cortar su plantación demasiado pronto y en el otro por dejar envejecer más de lo conveniente sus eucaliptos. Esto equivale a decir que hay que cortar las plantaciones antes de que empiece la época en que el crecimiento decae. En otras palabras, deberemos mantener siempre los eucaliptares en su periodo de gran crecimiento.

¿Cuál es la edad de corta con la que se obtiene la máxima producción posible a largo plazo en nuestra región? No hay una única respuesta, e incluso es una materia sobre la que se está investigando, pero los estudios existentes sobre el eucalipto indican que el turno oscilaría entre los 12 y los 15 años. La edad de corta óptima, considerando la calidad del terreno, es más temprana cuanto mejor sea el terreno, más adecuadas sean las especies o procedencias seleccionadas y mejores las prácticas selvícolas.

Producción final de la parcela en función de la edad de corte

Edad de corta (años) Número de recepes Producción por recepe (*) Producción total (*)
7,5 4 80 320
15 2 250 500
30 1 350 350
(*) Producción de madera expresada en toneladas

La edad de corta de máximo beneficio económico

Buscando el máximo beneficio económico para los propietarios, además de pensar en la máxima cantidad de madera producida, se debe tener en cuenta también que el valor del dinero decrece con el tiempo si no se le hace producir. Esta es la razón por la que todo el mundo prefiere recibir una cierta cantidad hoy que dentro de unos meses. Incluso puede ser más interesante percibir una cantidad en un momento dado que una cantidad algo mayor dentro de unos pocos años.

Desde este punto de vista financiero, las edades óptimas de corta se situarían entre los 10 y los 13 años. El turno económico es menor que el indicado como turno de máxima producción (o turno en especie). Es por este motivo, por el cual algunas compañías propietarias de madera cortan sus propias plantaciones a una edad aproximada de diez años.

Por supuesto, la edad de corta no puede reducirse mucho más, dado que los costes del aprovechamiento (corta y saca de la madera) llegan a hacerse excesivamente altos si la cantidad de madera por hectárea desciende mucho como sucede en las plantaciones demasiado jóvenes (y también en plantaciones ralas o irregulares).

Otros criterios

Otras razones pueden condicionar también, desde el punto de vista económico, nuestra decisión sobre la edad a la que cortar la plantación. El precio de la madera sufre oscilaciones, que podrían hacer más interesante su venta en momentos en que el precio está más alto. Ello supondría adelantar o retrasar un poco la edad óptima de corta sobre la que correspondería teniendo sólo en cuenta la cantidad de madera producida o los beneficios financieros «teóricos».

Además, cada propietario puede tener razones personales, como la necesidad de afrontar ciertos gastos, que le lleven a adelantar o retrasar la corta. Pero desde un punto de vista lógico y racional, al no tener la certeza si el precio subirá o bajará, no debería adelantarse ni retrasarse mucho sobre las edades óptimas indicadas entre 10 y 15 años. Como hemos visto en el ejemplo, se reduciría mucho la producción y con ello la renta de los propietarios si la corta se realizara fuera de dicho rango de edades.

Herramientas para medir el crecimiento de los árboles

Relascopio. Forcípula electrónica

La medición del crecimiento de los árboles nos permite tomar decisiones más acertadas para determinar el momento adecuado de la corta o para valorar posteriores inversiones.

Medir la cantidad de madera de una plantación o cubicación es complejo, si bien con la experiencia suficiente se pueden realizar cálculos muy ajustados. No obstante, existen algunos métodos complementarios que nos permiten estimar el volumen de madera de una parcela.

Mediante el uso de un hipsómetro se pueden calcular las alturas de árboles individuales, y con una forcípula (o calibre de árboles) podemos medir sus diámetros. La comparación de alturas y diámetros puede ser una primera manera de medir los crecimientos, y de detectar si el ritmo se hace más lento. A partir de los datos de alturas y diámetros puede estimarse el volumen de madera producido.

Dado que la forma de los árboles varía con la edad y con la densidad, alturas y diámetros similares pueden representar muy diferente cantidad de madera. Todos estos aspectos, tan variables, pueden ser soslayados mediante la utilización de tablas de cubicación. En estas tablas, a partir de la altura (o de la altura y el diámetro) se puede obtener el valor aproximado de madera de un árbol individual.

La elaboración de modelos de crecimiento, fórmulas matemáticas que nos ayudan a interpretar la evolución de la plantación, permiten a los Técnicos Forestales predecir el volumen de madera y el momento de la corta. En el momento actual se desarrolla un modelo de crecimiento para el eucalipto en nuestra región.

 

7.2. Aprovechamiento o cosecha

Las operaciones que se incluyen en esta fase son la corta o apeo del árbol, el desrame, el tronzado, el descortezado, su apilado en monte y la saca o desembosque. Se trata por tanto de transformar la madera en pie en un producto listo para su transporte a fábrica.

 Apeo

El apeo o corta es el proceso de derribo de los árboles. Se realiza mediante 3 cortes con la motosierra. Los 2 cortes biselados (o entalladura) marcan la dirección de caída. El tercer corte será el que produzca el apeado del árbol. El corte de caída se da en la contracara del árbol y ligeramente por encima del nivel del corte de entalladura. Debe avanzarse horizontalmente y terminarlo antes de alcanzar la entalladura. De esta forma se deja una bisagra de madera al árbol que permitirá su derribo controlado. Es importante no hacer demasiado bajo el corte de caída porque puede provocar que el eucalipto se venga hacia atrás.

El corte debe de ser limpio, sin dañar la corteza del tocón o cepa. La altura del corte no debe superar los 10 cm desde el suelo, tanto para aprovechar el máximo de madera como para favorecer el desarrollo y posterior arraigo del rebrote.

El apeo de los árboles debe ser planificado de tal forma que unos caigan sobre otros facilitando la operación de desramado. Existen varios métodos de apeo planificado en función de la pendiente que permite hacer más cómodas y seguras las operaciones posteriores proporcionando además mejor rendimiento. El sentido de avance del trabajo también deber determinarse antes de empezar.

Pasos para el apeo o corta de un árbol

Determinar la dirección y sentido de la caída, y calcular dónde deben realizarse los cortes.

Realizar los dos cortes de la entalladura, que marcarán la dirección de caída.

Efectuar un tercer corte, ligeramente or encima del corte de entalladura para abatir el árbol.

Desrame y tronzado

El uso de procesadoras, capaces de cortar y pelar el árbol, facilita y agiliza las tareas de cosecha

Los árboles apeados deben desramarse manteniendo la motosierra alejada del cuerpo por seguridad. Los pies deben estar separados y firmes cuando se realice el corte. Cuando la operación se realiza con la madera levantada del suelo se gana en rendimiento y seguridad, de ahí la importancia de haber hecho un apeo planificado. Debe evitarse cortar con la punta de la espada de la motosierra.

Los árboles apeados suelen convertirse en trozas de 2 o 2,5 m de largo en el mismo lugar de caída. Si se ha realizado apeo planificado es fácil desplazar las trozas resultantes hasta apilarlas en los lugares idóneos para ser recogidas después. Si no, debe hacerse manualmente, con mayor pérdida de tiempo y superior esfuerzo. En cualquier caso, las trozas debe partirse desde la base del árbol señalando (en lo posible con la cinta métrica o con una vara de la longitud indicada) el final de cada futura troza con un leve corte superficial del tronco. Posteriomente se realiza el tronzado según la posición del eucalipto en el suelo. La entrada correcta de la motosierra evitará que se quede atorada o que el árbol pueda rajarse.

Descortezado

Después de la corta y el descortezado la madera es cargada para su traslado a destino

Las trozas se pelan empleando diversos hachas o cuchillos descortezadores. Lo más corriente es realizar un corte longitudinal con el hacha separando la corteza haciendo palanca con el filo y pisando la propia corteza. Haciendo palanca con el hacha se despega la corteza de la madera, realizándose el pelado similar al de una naranja. Así se consigue desprender la corteza en dos mitades. Es mejor realizar la operación inmediatamente después de haber apeado el árbol, pues si se espera la corteza se adhiere a la madera a medida que el árbol se va secando, lo que dificulta la operación. En épocas de mucho frío es posible que la corteza no despegue bien de la madera, teniéndose que realizar un «labrado» de la corteza con el hacha.

Apilado y desembosque o carga

Las trozas obtenidas se van juntando para facilitar su recogida posterior. Normalmente se ponen en cordones alternando los grupos de madera con los residuos del descortezado y el desrame. Según sea la pendiente del terreno se puede cargar la madera directamente de los cordones o recogerla mediante skidder, autocargador, carroceta o tractor. El tractor con grúa va realizando la carga de la madera ya apilada en el monte, para llevarla posteriormente a un lugar accesible para el camión. Si la pendiente es pronunciada debe juntarse la madera en la zona baja del monte.

El último proceso del aprovechamiento forestal es la carga. Un camión (preferiblemente con grúa) va al lugar donde el tractor apiló la madera y realiza a su vez la carga, llevando posteriormente la madera para su consumo.

 

7.3. Gestión de los restos de corta

La parte que se aprovecha del árbol es únicamente la madera del tronco. Una vez talado el monte, los restos de corta que quedan en el suelo suponen una gran cantidad de materia vegetal (ramas, hojas y corteza). El abandono de los restos sobre las cepas impediría el desarrollo de los brotes o una nueva plantación. Sin embargo, estos restos, tratados convenientemente pueden mejorar los rendimientos de la parcela mejorando la productividad.

La cosecha debe ser planificada y realizada por profesionales

A lo largo de diversos proyectos de investigación se han ensayado alternativas que incluyen su quema, la retirada, alinearlos según línea de plantación o la incorporación al terreno. La retirada total de los restos de corta supone una pérdida innecesaria de un porcentaje muy elevado de los nutrientes. Más del 70% de los nutrientes del árbol están contenidos en las ramas, ramillas y hojas, pudiendo dichos nutrientes retornar al cultivo en la siguiente rotación o plantación.

La quema de hojas y ramas no suele ser muy recomendable. Además del riesgo de incendio puede generar otros problemas. Las cepas o tocones pueden dañarse, lo que implica una menor producción en los siguientes turnos. Si la temperatura de la pila de leñas es muy alta (alcanza hasta 400º C) se provocan alteraciones en el suelo, tanto en sus estructura como en su composición. Por otra parte, si después de la quema llueve abundantemente, las cenizas son lavadas de manera inmediata. Esto supone una pérdida irreversible de nutrientes. Estas prácticas, si bien pueden resultar necesarias en algunas situaciones, no son en modo alguno aconsejables para un sostenimiento a largo plazo de la fertilidad de la plantación. Por tanto, la quema debe tratar de evitarse.

Los restos de la corta representan el 70% de los nutrientes. Esto equivaldría a 25 sacos de abono 8:24:16 por ha.

Frente a la retirada o la quema, se han ensayado otras alternativas como colocar los restos entre líneas o la trituración y su incorporación al terreno. El uso de una desbrozadora de martillos facilitaría la trituración de los restos, y un pase posterior con una grada o un rotovator podría favorecer la incorporación y mezcla con el terreno. Estas tareas son, sin embargo, difíciles de aplicar en muchos terrenos.

Con el aprovechamiento de los restos de corta se podrían obtener mejoras en los crecimientos de los eucaliptos. Los restos, colocados en línea o triturados, favorecen los crecimientos de diversos modos. Por una parte, fertilizan el monte y reducen el estrés hídrico en las épocas secas (menor evaporación del suelo). Por otra, al estar cubierto el suelo de restos impide la aparición de malas hierbas causantes de la competencia sobre las plantas.

 

 

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