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Estudio de evaluación técnica de
Repoblaciones Forestales
Índice
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5. RESULTADOS POR ESPECIES

 

5.1. Pino insigne (Pinus radiata).

Plantación de pino insigne en un prado abandonado. Preparación del terreno mediante un subsolado pleno o cruzado

La superficie de las parcelas estudiadas para esta especie, unas 405 Has., distribuida en 115 parcelas, supone un 53,22% del total medido, siendo la especie más extendida por toda la provincia de Lugo salvo en la Mariña. La mayor representación de esta especie se encuentra en el centro de la provincia, en concreto en las zonas de Villalba, Friol, Lugo, Castroverde, Guitiriz y Sarria. Más al sur, aunque su utilización en repoblaciones es muy importante, se usa en proporciones parecidas a otras especies. En la comarca de Monforte, aunque sea mayoritaria en el número de mediciones en el estudio, no tiene la importancia que tiene en el centro, ya que también son frecuentes allí el pino de Oregón y el chopo. En las zonas de montaña se prefieren también otras especies. La distribución de esta especie en la provincia se puede observar en el plano que se adjunta en la página siguiente.

Daño producido por corzo en pino insigne. Se estudiaron parcelas con edades comprendidas entre 1 y 4 años, aunque se han considerado también varias parcelas de 5, 6 y 7 años que no corresponden a las Ordenes de ayudas de la Consellería de Agricultura pero que se incluyeron con la intención de obtener una información más extensa acerca del crecimiento en altura de esta especie. Observando las alturas medidas (Fig. 1) se puede dar como altura media para las parcelas de un año, 0,42 m., llegando las más altas hasta cerca de 1 m.; las de 2 años con 0,71 de media y máximo de 1,5 en alguna de ellas. A los 3 años la altura media está en torno a 1,34 m., alcanzando una de ellas una altura de 2,9 m. aunque la mayoría no llegan a los 2 m.; a los 4-5 años se llega a una altura de 2,15 m. llegando en algún caso a los 4,5 m. A partir de esta edad el crecimiento en altura se incrementa alcanzando a los 6-7 años los 4 m. Este incremento de debe posiblemente a que a partir de esa edad la competencia del matorral deja de limitar el crecimiento y queda dominado por el arbolado.


Alturas en función de la edad

Figura 1.- Distribución de alturas en función de la edad.

Términos municipales con mayor intensidad de repoblación con pino insigne En el siguiente mapa se colorean los Términos Municipales en los que parece existir mayor intensidad de repoblación con pino insigne dentro de la línea de ayudas de la Consellería de Agricultura en Lugo.

La mayor parte de las plantaciones medidas se sitúan sobre terrenos poblados anteriormente de matorral, fundamentalmente formaciones de tojo-retama, seguidos de los terrenos que antes eran prados (con mayor o menor grado de invasión por el matorral), en altitudes que en más del 90% de los casos no superan los 700 m. Las pendientes no suelen superar el 20%.

La planta procede casi siempre de viveros permanentes identificados aunque en algún caso se ha encontrado planta cuyo vivero de procedencia se desconoce y por tanto es desconocida también la procedencia de la semilla. La planta procedente de viveros permanentes suele ser planta de una o dos savias a raíz desnuda, repicada en el caso de la planta procedente del vivero Viverfoga, aunque en algún caso se ha encontrado planta de una o dos savias en contenedor. Las procedencias más frecuentes han sido Nueva Zelanda, semilla mejorada con grados de mejora GF-13,GF-14,GF-15, o semilla procedente de rodales de corta gestionados por la Xunta en Galicia.

Daño producido por Rhyaccionia buoliana en pino insigne. Los métodos de desbroce más utilizados son el mecanizado por trituración, lo cual es lógico si se tiene en cuenta lo expuesto anteriormente acerca de la vegetación preexistente, y el desbroce mediante laboreo. En cuanto a la preparación del suelo, lo más habitual es recurrir al laboreo. Después de este método, el más frecuente es el subsolado, bien sea como única preparación o combinado con el laboreo.

La realización de desbroces posteriores es un práctica frecuente en esta especie empleándose mayoritariamente desbrozadoras, fresadoras o una combinación de ambas (los primeros años la fresadora y después la desbrozadora).

Una práctica bastante empleada es la fertilización, más del 50% de las plantaciones han sido fertilizadas, empleándose fertilizantes pastillados de liberación lenta mayoritariamente, seguidos del 8-24-16. En las parcelas medidas en A Coruña es más frecuente el uso de fertilizantes pastillados de liberación lenta.

En cuanto a los marcos de plantación se puede decir que se confirma la tendencia mencionada en los resultados generales. Hay una mayor utilización de marcos que permiten la mecanización de los trabajos en la plantación, siendo el más empleado el de 3x3 m., lo que corresponde a una densidad de 1100 pies/ha.

La conocida sensibilidad de esta especie a plagas y enfermedades viene a confirmarse en el presente estudio al registrarse un mayor número de este tipo de daños que en las otras especies que se han estudiado. El daño más frecuente es el ocasionado por Rhyaccionia buoliana, aunque se han constatado daños también por otras plagas y enfermedades (Armillaria mellea, Dothystroma pini, Neodiprion sertifer, Hylobius abietis, Taumetopoea pytiocampa) además de daños por fauna silvestre y doméstica (los más frecuentes y cuantiosos ocasionados por el corzo) y abióticos, dando un total de 76 parcelas con daños, lo que supone un 66,1% del total.

Al analizar los datos tomados en campo para esta especie se observó una influencia bastante clara de la profundidad del suelo sobre el crecimiento en altura. Profundidades de 30-60 cm. no presentan resultados malos (casi el 50% de las parcelas eran de calidad buena o muy buena), estando sobre estos suelos prácticamente la mitad de las parcelas (45,4%). Sin embargo predominan las parcelas buenas o muy buenas cuando la profundidad es superior a la anterior, sobre todo si son superiores a 1 m., lo cual confirma lo estudiado en cuanto a preferencias respecto a suelos para esta especie. Esta situación se puede ver en la Tabla 7:

Tabla 7.- Relación crecimiento en altura-profundidad del suelo.

 > 2 años

Profundidad del suelo

 Crecimiento

<30 cm.

30-60 cm.

60-100 cm.

>100 cm.

BB

1

11

6

3

B

2

8

6

3

R

0

7

2

1

M

0

6

2

0

MM

2

7

1

1

 También parece bastante clara la relación del crecimiento en altura con la altitud. De una forma rápida puede observarse en la tabla que sigue (Tabla 8) cómo al aumentar la altitud van haciéndose mayoritarias las parcelas buenas o muy buenas.

Tabla 8.- Relación crecimiento en altura-altitud.

> 2 años

Altitud

Crecimiento

<400 m.

400-500 m.

500-600 m.

600-700 m.

>700 m.

BB

11

2

3

3

3

B

5

4

5

4

0

R

0

2

3

4

1

M

0

1

3

3

1

MM

2

1

4

3

1

Como se puede observar en la tabla (Tabla 9), el porcentaje de parcelas no fertilizadas clasificadas como buenas o muy buenas en cuanto a crecimiento en altura es muy elevado. La obtención de resultados más definitivos referentes a la mejora del crecimiento con la fertilización conlleva el planteamiento de experiencias específicas.

Parece ser que la operación de repicado tiene un resultado positivo en el crecimiento, tal como se puede observar en la Tabla 10, en la que el 64% de las parcelas en las que la planta estaba repicada presentan crecimientos buenos o muy buenos.

Se realizó la comparación entre el crecimiento en altura de las plantas procedentes de Nueva Zelanda y las de procedencia gallega: primero teniendo en cuenta todas las profundidades y posteriormente tomando sólo aquellas parcelas con suelos de profundidad entre 30-60 cm.

Tabla 9.- Efecto de diferentes fertilizantes sobre el crecimiento en altura.

> 2 años

Tratamiento

Crecimiento

No Fertilizadas

Pastillas

8-24-16

BB

14

5

1

B

12

2

3

R

3

5

2

M

4

2

1

MM

6

3

2

 

Tabla 10.- Efecto del repicado sobre el crecimiento en altura.

>2 años

Repicado

Crecimiento

No

BB

8

7

B

8

6

R

2

5

M

2

2

MM

5

5

 

Por último se comparó el crecimiento entre ambas procedencias en suelos con profundidad superior a la anteriormente citada. Esta información figura en las siguientes tablas (Tablas 11 a 13).

Tabla 11.- Comparación de procedencias en cuanto al crecimiento en altura.

 >2 años

Crecimiento

Procedencia

BB

B

R

M

MM

Galicia

12

5

6

3

4

N. Zelanda

8

11

2

3

5

Parece, al observar estos datos, que la procedencia neozelandesa de la planta no garantiza buenos resultados en cuanto a crecimiento en altura en las plantaciones con profundidades del terreno inferiores a 60 cm., por lo que no parece muy acertada la elección de este tipo de planta si se tiene en cuenta la diferencia de precio existente entre ambas. Sin embargo, los datos obtenidos en parcelas cuya profundidad era superior a la citada parecen indicar una mejoriá en el crecimiento en altura en las plantas con procedencia neozelandesa con respecto a las de procedencia gallega.

Tabla 12.- Comparación de procedencias en cuanto al crecimiento en altura en suelos de profundidad compredida entre 30 y 60 cm.

 >2 años

Crecimiento

Procedencia

BB

B

R

M

MM

Galicia

10

3

4

1

0

N. Zelanda

5

5

2

2

5

Tabla 13.- Comparación de procedencias en cuanto al crecimiento en altura en suelos de profundidad superior a 60 cm.

Procedencia

BB

B

R

M

MM

Galicia

5

4

2

1

1

N. Zelanda

4

2

0

0

0

 En general las marras no son excesivamente cuantiosas, alrededor del 64% de las parcelas tienen un porcentaje de marras que no superan el 15%, salvo en algunos casos motivados por fauna (la parcela con mayor porcentaje de marras fue dañada por el corzo, que frota sus cuernos con la corteza del árbol descortezándolos en algunas zonas, lo que en unos casos lleva a la muerte del árbol y otras veces relentiza el crecimiento), heladas, encharcamientos (se produce un empalidecimiento de las acículas, tomando después colores pardos, con un decaimiento general del árbol que lo lleva a la muerte o a reducciones importantes de crecimiento si la asfixia radicular no es demasiado importante) o enfermedades, que causaron porcentajes de marras elevados.

Desbroce posterior en una plantación de pino insigne mediante la utilización de una grada de discos. La presencia de Armillaria mellea en algunas de las parcelas estudiadas parece estar ligada a su presencia anterior en esa parcela o en los alrededores, a menudo afectando al arbolado que precedía a la instalación del matorral. A menudo, la ejecución de laboreos que entierran la materia orgánica, especialmente en áreas de tojal, favorece el desarrollo de este hongo.

Existen dieciocho parcelas afectadas de forma intensa, lo que supone un 15,6% de las parcelas medidas de esta especie. Los daños en las parcelas afectadas, salvo en aquellas en las que la aparición de la enfermedad es reciente, son tales que producen porcentajes de marras superiores al 20% llegando incluso al 35%. Esto supone practicamente un fracaso de la repoblación, actual o postergado, por no existir métodos de lucha eficientes.

Pino insigne muerto dentro de la plantación a causa de un ataque intenso de Armillaria mellea. La plaga que ha causado más daños es la Rhyaccionia buoliana, atacando en muchos casos a la mayoría de los pies de la plantación. Se concentra sobre todo en aquellas zonas donde hay mucha presencia de pino insigne. Se hace necesaria la realización de tratamientos, que actualmente no se están haciendo y se han encontrado plantaciones en las que los ataques han sido tan fuertes y repetidos que presentan pies con porte achaparrado.

Por último comentar que se han encontrado también algunos daños producidos por Hylobius abietis. Los daños encontrados son recientes en el tiempo, por lo que, unido a que los ataques encontrados no son de gran intensidad, los porcentajes de marras no son muy elevados. Aunque se puede prever que, de no realizar tratamientos, estos se eleven en los próximos años. Generalmente, las plantaciones dañadas se encuentran cerca de zonas con cortas recientes, con acumulación de restos procedentes de éstas o madera apilada en cargaderos.

 

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