Manual de
Sistemas Silvopastorales
Índice
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PRÓLOGO


Según un informe del Comité Galego de Defensa Contra Incendios Forestais, en lo que llevamos del año 1.997 se produjeron 12.913 incendios forestales en Galicia, de los cuales un 93% fueron intencionados. Estos fuegos afectaron a 25.734 has., de las cuales 5.315 estaban arboladas. Estos datos son indicativos del importante problema que todavía representan estos siniestros para el Sector Forestal gallego.

En los últimos años se han incrementado los recursos destinados a la detección y extinción de incendios y se ha mejorado sensiblemente la organización de estas actividades de lucha contra el fuego, consiguiendo resultados notables en aspectos como la reducción de la superficie quemada en cada incendio, así, por ejemplo, en 1.997 la media de superficie arbolada afectada por el fuego en cada incendio fue de 0,41 has.

Los Sistemas Silvopastorales pueden ser una buena técnica de prevención de los incendios forestales, ya que el ganado, convenientemente elegido y adecuadamente manejado, puede reducir el combustible vegetal del sotobosque considerablemente.

En las repoblaciones arboladas se ha venido prohibiendo la entrada de animales domésticos por temor a posibles daños en el arbolado. Afortunadamente la larga e irreconciliable enemistad entre árboles y ganado se ha ido superando. Experiencias realizadas en varios países, entre ellos España, han demostrado que el ganado puede ser compatible con determinadas especies arbóreas, como los pinos y eucaliptos, incluso desde edades tempranas, y que este aprovechamiento permite incrementar la producción del monte y reducir, de forma importante, el riesgo de incendios forestales.

Se han definido los sistemas silvopastorales como métodos de gestión de la tierra en los cuales los bosques se manejan buscando una integración entre la producción maderera y de otros productos forestales y la cría de animales domésticos compatibles con ellos.

Estos aprovechamientos silvopastorales incrementan y diversifican la producción del monte, acortan plazos de retorno económico de las inversiones, reducen el combustible vegetal vivo del sotobosque, permiten una mayor integración de la sociedad rural en sus explotaciones, facilitan el tránsito por el monte y mejoran los aspectos biológicos, estéticos y paisajísticos.

 

Los autores
Lugo, 20 de Noviembre de 1997

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