Manual de selvicultura del
Pino de Oregón
Índice
ÍNDICE

 

6. CUIDADOS CULTURALES

En muchos repoblados con Pino de Oregón en el Noroeste de España se aprecia una ausencia prácticamente total de cuidados culturales posteriores a la plantación, tales como los ya comentados, desbroces y tallas, o los que trataremos a continuación, podas, clareos o claras. En estos casos la densidad de árboles es muy elevada, al no haberse reducido por cortas. Existen muchos árboles dominados y algunos ya muertos, lo que constituye un foco de proliferación de plagas. Si no se podan, los pinos de Oregón tendrán ramas desde la base, con lo que la madera tendrá abundantes nudos y perderá calidad.

El pino de Oregón es una especie capaz de producir madera de excelente calidad, y la selvicultura que se le aplica debe ir destinada a la obtención de esos productos. Será necesario podar, para que se forme madera libre de nudos, y realizar clareos y claras, para eliminar árboles ramosos, ahorquillados o de escaso vigor, concentrando toda la capacidad productiva del monte en los mejores árboles.

Poda

El pino de Oregón tiene una muy mala poda natural, y conserva las ramas, vivas o ya muertas, de forma casi permanente, incluso con una densidad elevada de árboles. Para obtener madera apta para aserrado o desarrollo será necesario podar.

Lo normal es realizar varias intervenciones de poda, que van dejando cilindros interiores de madera nudosa, a partir de los cuales se forma ya madera limpia. En las sucesivas operaciones se va subiendo la altura podada hasta que se alcanza tras la última poda una altura total podada. Es convenniente podar hasta la altura total considerada solo los mejores árboles, que son los que se consideran que llegarán a la última clara o a corta final.

Esquema de podas. La zona interna, de coloración más oscura, sería la que presentaría nudos.

Figura 14. Esquema de podas. La zona interna, de coloración más oscura, sería la que presentaría nudos.

La primera poda que se realiza se denomina de penetración, ya que facilita enormemente el acceso al interior del monte. Los árboles pueden podarse hasta una altura superior a 2/3 de su altura total, aunque no deben podarse a más de la mitad. La elección del momento adecuado para podar es difícil, y habrá que tener presentes varias consideraciones:

a).- No es conveniente que se formen ramas de excesivo grosor, lo que anima a podar tempranamente. Cuando los árboles están espaciados las ramas bajas tienden a engordar rápidamente, lo que también se produce si la estación es de buena calidad.

b).- Cuando se consigue la tangencia de copas el matorral heliófilo queda dominado. Pero si podamos a continuación puede producirse una reinstalación de la vegetación herbácea o el matorral.

c).- Si se poda de forma muy temprana existe el riesgo de aparición de brotes adventicios y además pueden ser necesarias muchas intervenciones de poda para alcanzar la altura total de poda pretendida.

Como recomendación general puede realizarse una primera poda cuando los árboles alcancen 6 metros de altura, eliminando las ramas que se encuentren a menos de 2 o 2,5 metros del suelo. Se trata por tanto de una poda baja, en el sentido de que las ramas se alcanzan desde el suelo. Se podan todos los árboles presentes.

Una segunda poda puede realizarse cuando los árboles alcanzan unos 12 metros de altura. Se sube entonces la poda hasta los 6 metros, tratándose en este caso de una poda alta, que requiere herramientas montadas sobre pértiga para alcanzar las ramas a cortar. Se podan tan solo los 300 o 400 mejores árboles. Ello posibilitaría la obtención de 2 trozas de 2,5 metros libres de nudos en esos árboles. Debe tenerse presente que la longitud de troza considerada no tiene poqué ser 2,5 m, por lo que en cada caso se fijaría la altura de poda en función de esa longitud de troza en el aprovechamiento.

En algunos casos se sube la altura total podada hasta 8 metros, si bien se trata de una operación cara, que precisa la subida al árbol, o el uso de herramientas especiales, por lo que debe analizarse su posible interés económico.

Poda baja de pino de Oregón, con tijera de mango largo. Monte de Douglas en Campo Lameiro. Pontevedra

La época de realización de las podas no tiene mucha importancia cuando se trate de ramas muertas o vivas de pequeño diámetro (<2 cm). En caso contrario se recomienda el período de Agosto a Febrero. El corte de la rama debe realizarse dejando intacto el cojinete de cicatrización, dando un corte limpio y sin dejar percha, lo que alarga sin sentido el tamaño del nudo y deja nudo muerto.

Los restos de poda pueden eliminarse por trituración con desbrozadora de cadenas o bien aumentarse en cordones dentro del monte, lo que reduce la reinvasión del matorral.

 

 

Aspecto de tronco adulto sin podar.

La flexibilidad de las ramas del pino de Oregón hace que las herramientas de poda aconsejables sean las tijeras de poda, serruchos y motosierra ligera dando malos resultados en general el hacha. Las tijeras de podar de mango largo tienen un uso creciente, lo que se debe a sus ventajas: precio reducido, el mango largo permite podar ramas situadas a más de 2,5 m de altura, los sistemas de desmultiplicación facilitan el corte de ramas gruesas, y el uso y mantenimiento son sencillos.

En poda alta existen innumerables herramientas que pueden usarse. Parecen sin embargo muy recomendables las sierras de arco montadas sobre pértiga telescópica: se alcanzan fácilmente los 6 metros de altura podada, son fáciles de usar y mantener y de precio reducido y sus diseños han mejorado enormemente, contando con cuchillas basales con las que se da un primer corte en la parte inferior de la rama para evitar que esta se desgaje. Otra posibilidad consiste en las podadoras con espada de motosierra montada sobre pértiga telescópica, existiendo modelos de bajo peso con pértiga de escaso balanceo y elevado rendimiento, con los que se alcanzan también los 6 metros de altura.

Clareos y claras

Los clareos y claras consisten en cortas de carácter intermedio que se realizan antes de la edad del turno y que bajan la densidad de arbolado existente. La primera intervención de reducción de la densidad se considerará clareo o clara, dependiendo de si se generan productos vendibles (claras) o no vendible (clareo).

La realización de clareos supone por tanto un coste económico sin ningún ingreso, por lo que son actuaciones que deben evitarse en lo posible. La mejor forma de hacerlo es plantar a un espaciamiento algo elevado (3 x 3 metros o mayor), ya que de esa forma el monte puede alcanzar una edad de 18 a 20 años sin que haya sido necesario corta. A esa edad la corta que se realice generará seguramente productos vendibles, pudiendo considerarse como una clara.

Cuando se planta a una densidad elevada (1.600 a 2.000 pies/ha), habrá que hacer una corta a los 12 - 15 años que dará productos de escasa dimensión y generalmente no vendibles, por lo que esa primera corta intermedia debe considerarse como un clareo.

En montes gestionados por la Diputación Provincial de Guipúzcoa, a partir de plantaciones con densidad de 2.000 pies/ha, se efectúa un clareo a los 12 años que afecta a 400 pies/ha. Normalmente esta operación se acompaña de un desbroce y poda de penetración en los pies que van a quedar en pie.

Ya sea clareo o clara, la primera corta de reducción de densidad difícilmente generará beneficios económicos. Para reducir costes existe la tendencia a realizar esa operación de forma sistemática, cortando una fila de cada tres o de cada cuatro. En el caso del pino de Oregón, la sensibilidad al derribo por viento aconseja tomar precauciones en este sentido, ya que las calles abiertas actúan de pasillos donde el viento adquiere velocidad y provoca derribos. Además es aconsejable que las claras sirvan como selección de árboles, extrayendo los de peores características para mejorar la calidad de la masa, y ese efecto no se consigue con las claras sistemáticas. Estas solo podrán plantearse si la densidad de plantación supera los 1.300 pies/ha y la zona es poco venteada.

Un régimen adecuado de claras es fundamental para concentrar el crecimiento en los individuos de mayor interés futuro, de cara a la obtención de elevados diámetros y madera de calidad. En cualquier monte de pino de Oregón se encontrarán árboles de características muy variables: corteza lisa o rugosa, ramas delgadas o gruesas, árboles de rápido crecimiento o de escaso vigor. La realización de claras selectivas permite eliminar los peores individuos. Los árboles a cortar tendrán las siguientes características:

- árboles excesivamente ramosos, con ramas abundantes y gruesas y copa que ocupa mucho espacio y genera una fuerte competencia con los vecinos. Se trata de pies de gran vigor, a los que se denomina "Arboles lobo".

- árboles ahorquillados, inclinados o torcidos (el pino de Oregón tiene como caracter general una gran rectitud de fuste, aunque este carácter varía de unos árboles a otros).

- árboles afectados por plagas, enfermedades o daños abióticos.

Selección de árboles a extraer en clara. (los marcados con aspa)

Figura 15. Selección de árboles a extraer en clara. (los marcados con aspa)

Como esquemas generales para la realización de claras, se presentan a continuación dos opciones, partiendo de distinta densidad de plantación:

 

Año

Densidad pies/ha

Operación

Densidad extraída

Densidad tras clara

0

2.000

-

-

-

12

2.000

Clareo

400

1.600

16

1.600

Clara

500

1.100

22

1.100

Clara

300

800

30

800

Clara

300

500

40

500

Clara

200

300

50

300

Clara

100

200

60

200

CORTA FINAL

 

 

 

Año

Densidad pies/ha

Operación

Densidad extraída

Densidad tras clara

0

1.100

Plantación

-

-

18

1.100

Clara

400

700

25

700

Clara

250

450

35

450

Clara

150

300

45

300

Clara

100

200

60

200

CORTA FINAL

 

 

 

En la primera operación presentada se manejan densidades superiores, por lo que la base para seleccionar los mejores árboles es mayor. Como inconveniente, el número total de cortas es elevado (1 clareo y 5 claras). Cuando se parte de una plantación realizada a un espaciamiento razonable será fácil adaptar la densidad a las recomendaciones establecidas. Sin embargo en ocasiones se parte de un monte que nunca ha sido aclarado. En este caso se debe considerar una adecuación progresiva de la densidad a estos esquemas, sin realizar claras excesivamente fuertes.

El pino de Oregón es sensible al derribo por viento y como índice representativo del peligro de derribo se maneja con frecuencia la relación entre la altura y el diámetro del árbol. Cuando dicho cociente, llamado índice de esbeltez, supere el valor de 70, el riesgo de derribo será muy fuerte al abrir la masa mediante la clara.

El mantenimiento de plantaciones muy densas sin la realización de las oportunas claras lleva a montes donde se acumula un gran volumen de madera, pero con árboles muy delgados que solo serían capaces de proporcionar madera de trituración, lo que no tiene sentido en un árbol que puede producir madera de alta calidad.

Hacia los 18 o 20 años es conveniente proceder a la selección de árboles de provenir. Serán individuos que tengan unas características lo suficientemente buenas como para considerar que serán los que se mantendrán hasta la corta final a los 60 años. Se seleccionan unos 200 pies/ha, cuidando de que tengan vigor y altura elevada, fuste recto y ramas finas una buena configuración, con copa equilibrada, que sean sanos y que estén convenientemente repartidas sobre el terreno (a una distancia media de 7,5 metros). A partir de su designación y marcado con circunferencia de pintura blanca o roja a la altura del pecho, serán beneficiados aplicándoseles poda alta y eliminando en las claras aquellos árboles que les ejerzan competencia directa.

Claras en  rodal de Douglas en Asturias.

Foto nº 22. Claras en rodal de Douglas en Asturias.

Es aconsejable que desde el momento en que se realiza la última clara hasta la edad en que se puede abordar la corta final transcurra un número suficientemente grande de años (al menos 10) para que los árboles que se ha seleccionado como óptimos tengan tiempo de crecer en diámetro.

En la mayoría de los casos a las operaciones de clara se las denomina vulgarmente "entresacas". Si bien el término no es preciso desde el punto de vista técnico, se encuentra enormemente extendido y parece seguro que se seguirá usando.

Aquel propietario de un monte que desea hacer una clara vendiendo los árboles en pie deberá efectuar un señalamiento de los árboles que desea vender, dando un chaspe previo en la corteza a la altura el pecho y de forma que los árboles marcados puedan verse desde una misma dirección por el posible comprador. Para controlar que se cortarán únicamente los árboles señalados puede hacerse alguna marca personalizado en la base del tronco, que quedará visible en el tocón de los pies apeados.

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